Alminar de San Sebastián

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Una torre sin aparente dueño llama ahora nuestra atención, a medida que vamos paseando por la hermosa e histórica Ronda. Se trata del Alminar de San Sebastián.

En un principio formó parte de una antigua mezquita árabe, dónde se utilizó para que el almuédano o muecín llamara a los fieles a la oración. Para luego ser parte de la desaparecida Iglesia de San Sebastián, de ahí su nombre, y poseer la misma finalidad (esta vez la llamada se realizaba a través de las campanas que se encontraban en el interior de la torre).

De planta cuadrada, tiene 3 cuerpos en altura. Los 2 primeros se construyeron en el siglo XIV, mientras que el tercero es ya de época cristiana.

Si nos acercamos a la cara oeste de la torre, vemos una puerta con arco de herradura rematada por alfiz, que da acceso a una pequeña sala con bóveda de arista. Sobre esta puerta se construye un dintel de largas dovelas que alternan con otras rehundidas. El dintel está rodeado por una doble cinta de lazo, que conserva restos de cerámica vidriada de color verde. Este primer cuerpo es de sillares y posee diferente altura en cada frente, como si la obra se hubiese interrumpido y posteriormente se hubiese acabado con ladrillo.

El segundo cuerpo, por su parte, es de ladrillos aparejados a soga y tizón. En el centro de cada cara se desarrolla un paño rectangular rehundido, donde se abren 2 vanos con arcos de herradura para aportar luz al interior. Originalmente, los rectángulos estaban decorados con arcos de ladrillos cortados formando rombos, los cuales no se conservan en la actualidad.

Finalmente, este segundo cuerpo termina en una imposta un poco saliente de ladrillos y una cinta intermedia de cerámica vidriada, que lo separa del tercer cuerpo, construido también a partir de ladrillos y levantado tras la conquista cristiana.

Es curioso observar aquí, como la funcionalidad del Alminar de San Sebastián de Ronda siguió intacta durante siglos, adaptándose a las culturas que fueron necesitando su espacio.